Gustavo Oliveros

Mis crónicas ...

viejas, añejas, nuevas y en vivo...


La inteligencia artificial, 

la sayona y el chupacabras

mayo 25, 2023

Gustavo Oliveros / barralibros@gmail.com

Ciertamente se necesita ser bien inocente para caer en las decenas de advertencias que se lanzan a diario por las redes sociales sobre la inteligencia artificial. Bien claras están las grandes multinacionales, las tres que compiten en el mercado para ver quién se queda con la mayor porción de la torta y deja las guindas a las otras dos en este mundo de ingenio, robótica, ficciones y cuentos chinos.

En realidad, la llegada del "coco" no es más que otra herramienta de trabajo que lejos de traer desgracias para el ser humano servirá para hacernos la vida más ociosa. Esto no es tan bueno, pero tampoco es tan malo, siempre que ese ocio se use para reflexionar, pensar, filosofar, inventar emprender y hasta ¿por qué no? triunfar en algún quehacer o labor sobre la cual te encuentres soñando. Lo demás es película y a otro gallo con el cuento del dominio de las máquinas sobre el hombre. Cuando chico me aterrorizaba que en las noches llegara la sayona a visitarnos al rancho, en pleno barrio, en busca de sus hijos perdidos. Con el tiempo le tocó al chupa cabras sustituirla y de allí en adelante cualquier cosa era válida para mantenerme paralizado por el miedo. La ignorancia es siempre el factor desencadenante del misterio, sobre todo cuando las redes sociales no dan chance a las argumentaciones y todo se convierte en meros titulares con párrafos de cinco líneas que se comparten a diestra y siniestra para alimentar el ego del erudito que inició la "compartidera" sin ningún escrúpulo de su parte.

Pues ni la Inteligencia artificial va a acabar con el mundo, ni el ser humano terminará siendo un bobo descerebrado ante el dominio de las máquinas que lo decidirán todo a partir de una fecha determinada hasta el final de nuestra era. La explicación es sencilla y complicada a la vez para quien desconoce alguito de nuestro sistema neuronal. Desde el punto de vista más sencillo tenemos que las máquinas son recopiladoras de datos, es decir, no aprenden, sino que aprehenden y solo nos ganan en contenido o sea, en almacenaje, pero jamás en uso. Este está en nuestras manos y seguramente con ese uso, alimentamos el algoritmo que les permite a otros usar lo que ya nosotros desechamos cuando hemos avanzado hacia otra etapa del uso, y que servirá para que otros usen esa siguiente etapa del conocimiento y así hasta que nos agotemos de darle datos al algoritmo con nuestra interacción enfermiza que lo obligará a recurrir a otras presas para saciar su hambre descomunal.

Esa capacidad de almacenaje que le permite consumir o tragar datos tras datos y mantenerlos en proceso de digestión dentro una inmensa barriga llamada nube, chip, control sináptico, ensamblaje neuronal aritmético, jodedor insigne, Salomón o Atenea. Un trabalenguas este, digno de cualquier sistema operativo que ya estará copiando esta barbaridad para que cuando alguno de nosotros haga clic, darle la "sopita en botella" al instante y sin rechistar. "Ese es un flojazo pensará el algoritmo cuando captura al idiota que copia, pega y comparte. ¡Por Dios! qué dije: "pensar". Pues no, el algoritmo no piensa por que si piensa existe y como no existe porque no piensa pues entonces es un algoritmo. Pienso ergo sum, y ya lo veo copiando el texto a través de su fórmula matemática BcCvvX/87/6%...etc. Ese muchacho plagiario de datos. Un verdadero copia y pega, que en un linck "pienso luego existo" hará que el idiota se babee ante la sabiduría de una acción digitalizada cuya entrada y salida inputs y outputs, sugiere que tú no eres más que un recurso para que, al segundo, pueda proporcionarte un servicio, bajo contraprestación, por supuesto, ni te creas que la vaina es gratis, y el consumidor consiga con ello, cierto beneficio.

En fin, esto de aprender y aprehender es básico en cuanto a lo del Coco, la Sayona, el Chupa cabras y los cientos de mitos existentes, reales o inventados, desde que el humano concibió el mundo. Cuando los hermanos Lumiere inventaron el cine ya Platón lo había previsto en el Mito de las Cavernas que: las sombras son el mundo físico que los seres perciben y que confunden con el conocimiento verdadero, cuando sólo es un conocimiento subjetivo. En lo que uno de los prisioneros sale al mundo de las ideas, adquiere el verdadero conocimiento, por decir algo. Apenas Gutenberg inventaba la imprenta se desencadenó el horror entre los escribanos, la llegada de la televisión predijo la caída del cine, años después, Neflix construía nuevas salas de cine en nuestros hogares. La fotografía jamás pudo con el arte pictórico y el carbón, a pesar de tanto petróleo, sigue siendo fuente de energía en varios continentes. El pánico que se creo no fue más que una gran ilusión porque la llegada del hombre a la luna nos abrió las puertas al universo.

La epistemología del conocimiento nos aclara el panorama al plantear que esta función la adquirimos mediante un proceso complejo en donde interviene tanto la psiquis como la biología, la primera por su lado, construye abstracciones y la segunda convierte esas abstracciones en acción. Más fácil que pelar mandarina, aprendemos aprendiendo, es decir, lo primero que hay que entender es que todo comportamiento es intencional. Demás está afirmar que nosotros los humanos nos diferenciamos del resto de las especies porque nos comunicamos intencionalmente, esto significa que al hacerlo tenemos un objetivo determinado para con un objeto también determinado. Dos tesis se mueven en esta idea, una sostiene que primero viene la percepción, luego una construcción mental y finalmente la acción que nos lleva al conocimiento dependiendo de si fallamos o acertamos cuando objetivamos el objeto. La otra (constructivista) cambia el orden de la ecuación y sostiene que primero tenemos una abstracción sobre el objeto, luego lo percibimos y finalmente actuamos sobre él. O sea, pues, al inicio tenemos una idea vaga sobre un objeto externo luego objetivamos el objeto, lo que significa que le queremos dar un uso y accionamos sobre el mismo, el conocimiento entonces viene adquirido en el momento en que acción y objetivación concuerdan o no concuerdan, si fallamos en nuestra misión, adquirimos un conocimiento y si acertamos también adquirimos un conocimiento contrario al conocimiento inicial. Esto no lo hace un algoritmo ni en sus sueños, si es que los tuviera.

Así en el transcurso de nuestras vidas vamos aprendiendo y acumulando experiencias (no datos) y esa es una de las grandes cosas que nos diferencian de la IA. Alguien podría alegar que el temor es que a una máquina se le ocurra apretar el botón "rojo" y origine una devastadora guerra de aniquilación, pues eso solo sucede en películas como las de Robocop. En la vida real, el único que nos puede llevar al desastre es el hombre mismo con su índice macabro. Con esto aclaramos que los algoritmos no se elaboran por sí solos, los ideamos gracias a nuestra inteligencia neuronal que de artificial lo único que tiene es el aire que respira para que el cerebro se oxigene y logre crear maravillas en su sinapsis celular para hacernos la vida más fructífera frente a un tiempo que pareciera avanzar más rápido de lo que pensábamos hace unos siglos en el pasado.

No quisiera ahondar más en el tema para no aburrir con criterios científicos, pero admito que, si en algo nos aventaja esta nueva herramienta cibernética, es en la capacidad de hacernos ganar tiempo y seguramente hará un buen trabajo en aspectos como la medicina, la industria, el comercio y otras ramas de la actividad humana para bien nuestro y para bien de toda la humanidad, siempre y cuando sobre ella se imponga una ética y una moral de sus creadores.

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Comunicador Social UCV

Master en Comunicación de crisis Universidad de Louven La Neuve. Bruselas. Bélgica


Jubilados:. Los más propensos

 a caer en las tampas de las redes sociales


Con un mercado de 5 millones de jubilados y pensionados en Venezuela, según datos del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, es de esperarse que los especialistas en bulos o "fake news" se sientan atraídos hacia un sector de la población del que pueden obtener grandes beneficios con poco esfuerzo. Dividendos que van desde la estafa particular, hasta la creación de algoritmos sofisticados, cuya finalidad es detectar las necesidades individuales y de grupos enlazados por las redes sociales.

Se trata de datos que luego son procesados y vendidos al mejor postor y cuyo destino final será una campaña para influir en el acontecer político, en el mercadeo directo y en el consumo planificado de información "privilegiada". Estos tienen como denominador común el miedo y la esperanza.

Todo aquel que usa las redes sociales ha caído de una u otra forma en el embrujo del fake news. Esto tiene una explicación científica que va desde lo sociológico, hasta lo religioso. Si asumimos que la tecnología a la luz de nuestro siglo va de la mano con la ciencia, no sería una desfachatez afirmar que quienes manejan los bulos en las redes sociales no son simples programadores sino científicos especializados en comunicación, estadísticas, mercadeo, etc, solo por mencionar tres de las muchas ramas que forman parte de ese universo. Es en este campo gravitatorio del mundo digital donde la capitalización de "datos", termina procesándose para su uso discrecional cuando el caso así lo requiera.

Visto así, nos encontramos con un gran porcentaje de ciudadanos de la tercera edad cuya pensión no les alcanza ni para alimentos, ni para medicina. Hasta diciembre del 2021 la cesta básica se ubicaba en 430 dólares, lo que implica un déficit de unos 400 $, para un jubilado, teniendo en cuenta el reciente aumento de salario que se mueve entre los 20 y los 25 $ por pensionado.

Ante este drama, tanto los profesionales como aquellos que por una u otra razón no se ubican en este renglón, la salida es la búsqueda de un trabajo que les permita compensar el déficit o mejor dicho complementar con un salario extra una mejor calidad de vida. Eso si la inflación logra controlarse a mediano plazo, cosa que pareciera poco probable.

Frente a la apreciación anterior surgen cientos de bulos "salvadores" que pescan en rio revuelto, unos con ofertas engañosas y propósitos oscuros como los señalados por el Observatorio Venezolano de Fake News, en donde por medio de las distintas aplicaciones usadas en las redes sociales, muchas de ellas apoyadas con imágenes, se invita al destinatario a registrarse en una cuenta determinada por "haber sido seleccionado a trabajar desde la comodidad de su hogar por un sueldo de 60 $ diarios".

Casos como este trascienden fronteras y su objetivo principal es la captura de datos de ciudadanos en condiciones precarias para usos no precisamente benéficos. Un ejemplo de bulos de este tipo fue el evidenciado por el OVFN en otra gacetilla que usurpa la identidad de la empresa Polar como solicitante de trabajadores en Perú, Chile y Ecuador.

A mediados de los años noventa, escribía lo que terminó siendo una tesis de grado sobre lo que denominé "Rumor y comunicación de crisis". En ella desarrollaba la idea de los bulos, en este caso "orales" que alcanzaban espacios geográficos ilimitados. Aunque muchos de ellos carecían de relevancia no era menos cierto que se propagaban con suma rapidez. Si bien rumor y bulo son dos cosas distintas, el objetivo de ambos es crear zozobra y generar algún tipo de beneficio a corto o largo plazo.

Durante esos años el rumor sobre golpes de Estado era el pan de cada día y probablemente había algo de verdad en todo aquello, pues la situación país era un buen caldo de cultivo para un hecho de esta naturaleza, lo que permanece en suspenso es la pregunta sin respuesta de si, en realidad, fue el rumor el detonante de lo que ocurriría tiempo después.

Hoy en día, con el auge de las redes sociales, las noticias falsas cobran la relevancia que nunca tuvo el rumor como fenómeno comunicacional. Aun siendo bajo el porcentaje de informaciones falsas, éstas permanecen por más tiempo retenidas en la memoria debido la forma masiva en que son compartidas.

En teoría, estos bulos surgen de laboratorios dedicados a tal fin. Salas situacionales de entes públicos, de instituciones privadas e incluso desde individualidades que buscan, por un lado captar seguidores y, por el otro, generar tensión ante una coyuntura determinada; y he aquí otro ejemplo citado por el OVFN que se refiere a la suspensión del salario de los profesores de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado de Lara o bien una supuesta orden de Nicolás Maduro de eliminar el "bono de guerra", un subsidio social que otorga el Estado para los pensionados y jubilados.

No hay bono de compensación salarial para trabajadores de #Venezuela.
#Fake
El gobierno de Nicolás Maduro no está pagando un bono de compensación a los trabajadores y es falso que las personas deban registrarse por un link para recibirlo.
¡Cuidado podría ser #phishing! pic.twitter.com/O4aL288bJz
— Observatorio Venezolano de Fake News (@ObservatorioFN) March 16, 2022

Hakear cuentas de usuarios, desestabilizar a un sector de la población, infectar celulares y computadoras con malware; así como estafar con mensajes engañosos son otros de los propósitos implícitos en las fake news. Ninguno de los bulos llega al público con buenas intenciones. También abundan los que crean temores, los que buscan el desprestigio de alguna institución, compañía o empresa.

Ya señalábamos el caso de Polar, obligada a desmentir su oferta laboral, pero también los organismos públicos son blancos de esta simulación de identidad. Un caso digno de citar fue el del "pedido obligatorio de la fe de vida" de los jubilados por parte del Ministerio de Sanidad, a riesgo de perder sus pensiones. Incluso el OVFN logró detectar varios en donde se afirmaba que los jubilados "fuera del país perderían sus beneficios sociales".

Estos ejemplos y muchos otros en donde tanto el miedo como la esperanza se utilizan con fines precisos, bien para crear alarmas infundadas o bien para "tranquilizar" a la ciudadanía con mensajes religiosos que manipulan la fe de los creyentes (las llamadas "cadenas), están dirigidos a los pensionados, jubilados y afines. En estos casos sobran los ejemplos y para cerrar con broche de oro citamos otro bulo capturado en las redes por la OVFN, que habría sido compartido cientos de veces, en los que se insta a los pensionados a estar pendientes de un "bono" o retroactivo de cierta cantidad inestimable de bolívares que "serán cancelados en cualquier momento".

¿Pensionados y jubilados con seis meses fuera del país perderán beneficios sociales?
#Fake
Carlos Julio Rivera, Vicepresidente de la Asociación de Jubilados del #IVSS, desmintió versión que circula en redes sociales.
1/2 pic.twitter.com/R62onAMbqV
— Observatorio Venezolano de Fake News (@ObservatorioFN) February 10, 2022

Quienes elaboran estos mensajes conocen las diversas maneras de influenciar a este segmento en específico y basta con crear el sentimiento que los vinculará en serie como las alarmas ante un hecho inesperado, el temor por la pérdida de algún beneficio y la esperanza frente a la incertidumbre.

Nadie está a salvo de ellos, sin embargo, es bueno seguir algunos consejos como: leer el texto en su totalidad y luego sacar conclusiones. Revisar la fecha de los mensajes. Si se trata de un chat, imagen, audio o video lo más lógico sería verificar su origen. Otra sugerencia importante es que, si se tienen dudas, lo mejor es buscar información en internet para asegurarse de su veracidad y recuerde que en los seres humanos una de las cosas que se ha olvidado, debido a lo abrumador de las informaciones en las redes sociales, es el "sentido común". Acudir a él siempre será una buena opción.